viernes, 5 de diciembre de 2014

Palabras

¡Hola!

He de deciros que en mi vida siempre he tenido una meta (una de muchas, claro): escribir un soneto.

Tenía una idea en la cabeza y la escribí en forma de relato, pero no me convenció. Me gustaba la idea, pero el relato quedaba un poco cojo. Así que pensé que tal vez podía escribir un poema a partir de esa idea; sin métrica, completamente libre. Pero tampoco me convencía y lo descarté antes de acabarlo. Después se me ocurrió que siempre había querido escribir un soneto. Entonces me puse manos a la obra, y leí una docena de veces "Soneto de repente", de Lope de Vega, para quedarme con el soniquete (ya me lo sé de memoria). Para un poema creado a partir del pensamiento que tenía en mente, llevaba la longitud perfecta: cada cuarteto y cada terceto contenían la idea exacta. Todo era maravilloso aquel día en que por fin había logrado alcanzar una de mis metas, y también el día siguiente. Pero al tercero, la burbuja de felicidad estalló: resulta que, después de todo, no es un soneto. Podréis imaginar la frustración que me embargó entonces. Mi meta se ha desplazado y se encuentra un poco más lejos de lo que pensaba. Tendré que seguir intentándolo.

Aquí tenéis mi intento fallido de soneto. A ver si descubrís por qué.



PALABRAS

Son la tinta, el papel y las palabras
Armonioso mundo en orden perfecto;
Van las palabras construyendo versos,
El sol sonríe, grita y las alaba.

Mas al llegar la noche a este universo
El caos despierta y la armonía estalla;
Nadie las mira y como quieren bailan
Al son de su repentizado juego.

Pero las noches nunca son eternas,
Y todas deben volver a su sitio
Antes de que los días amanezcan.

Y siempre hay alguna en orden distinto,
Cansada de bailar la noche entera,
Que cambiará por completo lo escrito.

                                              
                                                                                              Aer



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