domingo, 23 de octubre de 2016

Hora menguada

HORA MENGUADA

El mundo se marchita, como una flor que ya no vislumbra el sol entre las nubes. Los colores desaparecen, ocultos tras una mancha gris oscura. Nada tiene sentido, ni aquí ni ahora. Los días, una interminable sucesión de luz y sombra, ya no transcurren, y se han quedado suspendidos en la penumbra de un momento sin hora.
Adiós a la vida; al torbellino confuso y radiante de la existencia. Adiós a los sueños, y a las aventuras que me aguardaban ahí fuera ahí fuera, un lugar que podía alcanzar con solo cruzar el umbral de la puerta. Adiós, vida; adiós vivir; adiós, morir. Porque la muerte no llega; porque la muerte está pasando y no me lleva.
Yo, que era fuerte; yo, que era invencible, que me reía de la adversidad como quien se sabe con temple suficiente para derrotarla. En qué hora me volví tan débil. Yo, que antaño era la imagen de la vehemencia, no puedo evitar ahora que lágrimas inocentes y desesperadas bañen mi rostro cansado, pues ha venido el infortunio a llamar a mi puerta con la intención de quedarse conmigo durante mucho, mucho tiempo.

Aer

No hay comentarios:

Publicar un comentario